El 23 de mayo de 1981 se produjo el atraco al Banco Central de Barcelona, 11 hombres armados tomaron 300 rehenes, entre trabajadores y clientes, que retuvieron durante 37 horas.
El botín ascendía a más de 500 millones de pesetas, muy elevado; para llevárselo hicieron un butrón en el sótano, que no acabaron porque los planos indicaban que había hormigón, pero era piedra. Decidieron prender fuego al dinero pero desistieron porque temían intoxicarse con el humo

El país estuvo paralizado durante esos dos días, hacía dos meses del golpe de estado del 23-F y el Gobierno temía -por motivos justificados- que fuese una acción de la ultraderecha. Al final, los comandos de la policía tomaron el edificio al asalto, fue una de las primeras intervenciones de los G.E.O. Hubo un muerto, heridos y mucho caos.