Goldwoman, enemiga pública

«A pesar de sus errores, el hombre ha trabajado por miles de años para enmendar la obra fallida de dios», Emma Goldman (1869-1940), pensadora anarquista y feminista de origen lituano.

Y también merece enmienda la obra fallida del hombre, como muy bien sabía ella, que tuvo que abrirse paso por el mundo prácticamente a hachazos en un momento en que muchas de las cosas que reprochamos ahora a determinadas religiones o sociedades eran perfectamente habituales en la nuestra.

Emma tenía cabeza y una potente lengua, que usó no pocas veces para denunciar los abusos contra la gente obrera en general, y contra la mujer en particular. La suya es una historia de emancipación constante, de abatimiento de barreras y de lucha contra las instituciones, desde el matrimonio a la familia, desde la explotación del Capital a la alienación del Estado.

Como anarquista buscaba la igualdad, y eso le convirtió en una pionera del feminismo. Y le valió que el FBI la considerase la mujer más peligrosa del Mundo y, en consecuencia, la expulsó de Estados Unidos. De donde nunca se esfumará esta rebelde es de mi memoria. La considero un ejemplo a seguir, y eso que forma parte de la gente sobre la que mis padres me alertaron. Pero yo no hice caso.

«Quiero libertad, el derecho a la autoexpresión, el derecho de todos a cosas bellas y radiantes«, escribió en cierta ocasión. Y no vamos a conformarnos con menos.

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