Cuentan que en las antiguas legiones romanas cuando una unidad se comportaba con deshonor el mando reclamaba la ejecución de 10 de cada 100 soldados: un 10 por ciento (%). A esta costumbre se le acabó llamando ‘diezmo’ y, con el tiempo, se convirtió en la obligación de que el pueblo pagase el 10% de su renta a la Iglesia o al rey de turno.
El verbo ‘diezmar’ se emplea cuando se provoca en un determinado ejército o población una gran cantidad de muertos, heridos o enfermos. Hoy en día, impuestos como el de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que en el caso de los empleados supone pagar por trabajar, o el del Valor Añadido (IVA), que grava el consumo y ya supone el 21% del precio final, provocan que las clases medias y bajas sean diezmadas.