Hay silencios que gritan,
apartan velos entre maldiciones.
Hay momentos fingidos,
hay cortadas respiraciones,
palabras atascadas
a la puerta de los labios.
Hay ideas acumuladas
como escombros bajo la lengua.
Hay héroes temblorosos
que llegan exhaustos
a los escenarios de tragedias
que debieron evitar.
Porque ni siquiera los fuertes
son tan fuertes como creen.
Todos saben que mienten,
y mienten igual quienes
los consideran valientes.
Los entierran en vida
cada mañana de verano,
rezan para que vuelvan
y los recuerdan siempre,
pero no los entienden.