ANTES, con mucho menos acceso a la información, éramos más conscientes de nuestra ignorancia. Todavía no nos intoxicaban con todas las ‘fake news’ imaginables -o sí, porque siempre han existido- ni nos manipulaban en las redes sociales empresas y partidos que pagan por nuestros perfiles personales, llenos de miles de datos íntimos que ni imaginamos…
AHORA, nunca estamos dispuestos a reconocer un error, nuestro profundo desconocimiento sobre un tema, o que quizá no tengamos la razón en algo que defendemos ferozmente pero que en realidad hemos oído de pasada. No comprobamos nada y damos por bueno todo lo que venga de quienes aparentemente piensan lo mismo que nosotros.
Ahora, si digo que comparto este pensamiento, ¿es por que realmente lo siento, o por que busco la aceptación que justifique mi existencia?.
Me gustaMe gusta