En una estructura familiar se le llama emancipación al momento en que un hijo dispone de todas las herramientas necesarias para emprender una vida independiente, con poca o incluso ninguna ayuda por parte de los progenitores. Y entonces da ese paso. En una estructura social en realidad viene a ser lo mismo, pero la sociedad se muestra mucho más celosa de su papel y frecuentemente cría vástagos para que sean eternamente dependientes.
El miedo a la marginación, a sentirse fuera del círculo y de los beneficios de vivir en comunidad empuja a los individuos a adentrarse más en la proteccion que supone permanecer bajo el ala del Estado, y esa esclavitud parece imparable, porque cada vez son menos las ventanas que se abren al mundo. Estar dentro supone ser dependiente de algún modo, y no puedes elegir la emancipación -siquiera relativa- sino como mucho escoger a qué amo deberás servir. Insuficiente, aunque sea más que lo que tuvimos en otras épocas.
La escasez de recursos o la franca pobreza son formas de esclavitud, la explotación laboral o el paro intermitente o indefinido son formas de esclavitud, el trabajo sin descanso -físico o psíquico- con remuneraciones bajas o excesivamente ajustadas, es también una forma de esclavitud. Todo lo que impone seguir un único camino, se sepa o no a dónde lleva… huele a esclavitud. Sabes que ya no eres esclavo y que te has emancipado cuando verdaderamente puedes escoger.