Hay días en que me siento urgente, colérico, rampante, veloz, frenopático y descarrilado. No me pidas que escuche, no esperes que razone. Todo lo que tengo que decir es basta, o sigue, o basta de una vez, o sigue para siempre. Hiere, destruye, aplasta, no me dés tregua.
La vida se acaba y se vuelve a reiniciar. Todo es espeso, denso, pero a la vez fluido; dos trenes chocan en la pradera pero no hay testigos. Sangra por la sien sin control, sin parar. ¡Más rápido, más rápido! ¡Eso no es suficientemente rápido!