No tan solos

Esto es solo una opinión personal basada en lo que venimos viendo estos días de finales de febrero y principios de marzo de 2022. La guerra en Ucrania se libra a muchos niveles, yo quiero hablar del impacto mediático de los principales líderes, que son Vladimir Putin, por el lado de Rusia, y Volodímir Zelenski, por el de Ucrania.

El invasor Putin ha intentado avalar y justificar éticamente su ataque argumentando que en el Dombás se está produciendo un genocidio, y que debía acudir en su socorro; pero una vez iniciada la incursión a gran escala en territorio ucraniano, hemos comprobado que eso era falso. Y también ha dicho que el gobierno de ese país está formado por “neonazis y drogadictos”. Son mentiras que ya eran difíciles de creer de entrada, pero que además ahora se han evidenciado como absolutamente falsas. Todo estaba fríamente premeditado.

En realidad, aunque ya conocíamos muy bien a Putin de antes, su imagen se ha ido deteriorando estos días ante nuestros ojos, porque las mentiras no se aguantaban en medio de los feroces ataques. Se ha revelado como el abusón de colegio que en realidad es, y como alguien que reclama justicia y dice ser víctima, cuando en realidad es el mayor experto en violencia en este momento.

Se ha permitido amenazar con la mayor chulería a cualquiera que intervenga en la sangría que él mismo está provocando, ha amenazado a todo el mundo -incluso a países que nunca formaron parte de la esfera rusa, como Suecia y Finlandia, si se integraban en la OTAN- y ha activado sus fuerzas nucleares porque no tolera que se le sancione económicamente por romper algo que debería ser muy sagrado: la paz.

Europa -el pueblo de Europa- no quiere más guerras ni violencias, ya le duele verlas en otras partes del mundo. Y cuando digo Europa incluyo a Rusia, que es parte de este continente -por lo menos hasta los Urales-, ya que hemos podido ver cómo en ese país ha nacido de inmediato la oposición a la guerra. Muchos rusos consideran a los ucranianos sus hermanos, y es evidente que no les gusta que su propio estado les lance bombas.

Por tanto, Vladimir Putin puede ser tan inteligente y astuto como se quiera, pero hay cosas que no ha medido muy bien, y entre ellas destaca el apoyo de un pueblo al que considera subyugado. Y hay que recordar que hace algo más de un siglo los zares cometieron el mismo error, metieron al país en una guerra mundial muy a pesar de sus gentes, y al final fueron ellos los exterminados. Todo es posible en esta vida, esa es la lección que está aprendiendo nuestra generación entre una cosa y otra.

Por lo que se refiere a Zelenski, no le conocía pero he podido ver cómo en estos pocos días su figura ha crecido. Por un lado, por su aplomo y por su mensaje de resiliencia sereno pero convencido. “No os abandonaré” le ha dicho a un pueblo ucraniano que se siente solo ante el peligro, inspirándoles a todos de ese modo el deseo de aguantar y devolver los golpes. Y, como cualquier estratega sabe, es más fácil defender que atacar, no importa lo fuerte que sea el agresor.

Zelenski se graba a sí mismo primero en traje y luego con ropa militar, sonriendo y delante de un edificio emblemático que los ucranianos conocen bien -para que sepan que no está en el extranjero o a salvo en algún lugar secreto-. O, también, se graba de noche en la calle rodeado de colaboradores, como si estuviera de cañas con unos amigos. No disimula, no elude lo que está pasando -quién podría-, simplemente da a entender de manera inconfundible que está aguantando el tipo.

“Estoy aquí, con vosotros”, parece sugerir, y no existe mayor inspiración que compartir la misma suerte, aunque mayormente sea desdicha y riesgo extremo en este momento. Les dice, “al que buscan es a mi”, y confirma que permanecerá con su familia. Al filo de la navaja, aferrado a su convencimiento, dispuesto a no desaparecer sin infligir una herida que le deje al menos una cicatriz de recuerdo a un enemigo que busca que Ucrania pase a formar parte de su colección de estados zombi.

Esa monumental inspiración no la puede igualar Putin, quien solo cuenta con muchas divisiones de soldados a los que previamente ha extenuado durante semanas de maniobras trileras, para que el mundo se preguntase dónde atacaría primero. Y también tiene numerosas columnas de tanques, y escuadrillas de aviones y helicópteros como para oscurecer el sol. ¡Pobre hombre!, eso no es casi nada frente al entusiasmo y el sentimiento que provoca tener que defender tu casa, tu familia, tu trabajo, todo lo que conoces… Zelenski ganará, lo hará aunque pierda. Lo hará aunque muera. Va camino de ser un mártir, es decir, inmortal.

Y si cae Járkov aún quedará Kiev, y si cae Kiev comenzará la resistencia. No llegará el final mientras los aviones caigan y los tanques vuelen.

Hoy digo, ¡yo te respeto Ucrania!

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