Búscales entre los escombros, todo rastro se pierde en torno a una tenue columna de humo. Llámales por encima del crepitar de las llamas, si es que eso alivia el dolor que aún puedes imaginar.
Cruel metáfora de la existencia, de la vida consumada, en el vacío ordenada por el azar su sentencia. Y, cayeron del cielo muy deprisa, les mató la velocidad, no el suelo. No hubo supervivientes, de nuevo.