Tanto oponerme a las normas, tanto intentar darle un sentido a la vorágine de locura diaria. Tanto hardcore extremo y esas ideas revolucionarias que chocan contra el muro de la realidad. Todos esos años pasados así me han hecho irrecuperable para la sociedad, podéis matarme.
¿De verdad creéis ser el orden?, no penséis que vivís dentro de él, ¡nunca lo habéis conocido! Diría que me arrepiento, y tal vez se solucionaría todo con unos cuantos avemarías. Pero, no sé, ya estoy viejo para volver a lucir el dogal. En otras palabras, ¡que os den!