En estos tiempos digitales pienso en qué roca encontrarán grabado nuestro presente los arqueólogos del futuro. En este momento en que todo se hace para no durar, para no arreglar, para ser sustituido, me pregunto si permaneceremos o seremos la civilización más obsoleta.
La sociedad más numerosa, más ruidosa, bulliciosa y contaminante desaparecerá sin dejar rastro ni ofrecer explicación. En un solo día, en silencio, envueltos en el misterio, como ya pasó antaño con otros. Tal vez formamos parte de un ciclo de vida y destrucción que se repite en armónica sucesión. Y ahora nos toca callar.