Ni dios ni límites

Es bastante habitual que las personas sean introducidas en una religión al nacer, generalmente por su familia y de buena fe, siguiendo la inercia social. Y, también lo es que, con el tiempo, algunas de esas personas decidan abandonar ese grupo de creyentes ejerciendo su libertad de conciencia y de opción. Es decir, su voluntad.

En esos casos, se puede simplemente abandonar la práctica religiosa, pero también es posible ir más allá y declarar ante las autoridades la voluntad de desaparecer de todos los registros en que figura su adhesión a ese culto, lo que se conoce como ‘apostasía». Cuando se libera, la gente empieza a guiar su propio destino y ya no hay límites.

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