Hoy me hallo perdido en un Triángulo inmaterial y extrañamente armónico. Las sensaciones se transforman en hechos tajantes, se me abre la piel y se cuela la vida a través de ella, se electriza mi mente y los ojos descubren nuevos horizontes verticales que se difuminan. Me muevo sin energía ni destino final. ¿Qué soy?, tal vez un impasse, el hueco entre dos latidos.
En el triángulo todo va de dentro a fuera y a veces viceversa, nada se pierde en realidad, lo único cierto es la incertidumbre. Los objetos vibran de una u otra manera, oscilan entre una y otra dimensión o momento espaciotemporal. Los colores se diluyen, las formas se derrumban, las leyes naturales se ignoran, las brújulas enloquecen. Dame un Norte, ¡no hay nada!