Siempre el penúltimo arrebato

Hoy se me va a pudrir la mente ahogada en tormentas de mierda, el apocalipsis zombi devora lo que queda de mi conciencia. Mi vida es un puto trampantojo. Y, como todo lo que parece pero no es, merece repulsión. ¡Odio que intenten engañarme!

Hoy voy a cometer un delito que será grave entre los graves, tal vez fusile un confesionario o quizá bautice un urinario público. Luego esperaré a la policía tranquilamente comiendo mi último plátano en libertad. ¡Preparaos para lo peor!

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