A veces amanezco ya inmerso en plena tormenta de mierda. Crudo despertar de necios para participar de la pandemia. Me apetece tan poco escuchar vuestras razones, lo que os dicen que ladréis a través de las ondas. Me limpio el tanga con vuestras malditas estupideces cotidianas.
Siempre digo que no acepto esta resignada dedocracia, sólo callo tras una breve visita al supermercado de la droga. Hoy he sufrido graves lesiones que son incompatibles con la vida. Y he sido víctima de un contagio de fiebre hemorrágica del Congo. ¡Y, si no me dejáis en paz pero ya, os voy a poner dos velas negras!