Cuando yo era niño, adolescente, y probablemente durante mi juventud, se escuchaba machaconamente una letanía: «es verdad, porque lo ha dicho la televisión«. Y, en parte, el concepto alcanzaba a la prensa escrita y a la radio, pero con menos potencia. Ahora sucede lo mismo con las redes sociales.
Pero, en todos los casos se trata de la falacia ‘argumento de autoridad’ (ad verecundiam), que consiste en dar por bueno un argumento basándose sólo en el valor que se atribuye a la fuente de donde proviene, o más bien el canal, en este caso. Enormes peligros acechan a quienes aceptan que otros tienen siempre la razón.